De los muchos cursos bíblicos que debe haber, hay uno cuya primera lección se titula: Lo que la biblia enseña acerca de Dios. Esta lección concluye pidiéndole al estudiante que prometa amar a Dios. No parece, por decir lo menos, coherente, pedir en una primera lección a quien se supone que no sabe nada o casi nada de Dios, primero: que prometa, segundo, nada menos que amar y ¡a Dios! 

El estudiante recién está sabiendo si Dios es uno, si es Padre porque tiene un hijo, si es triuno, (si es que existe este término). ¿A quién se le puede pedir que prometa amar a quien ni siquiera conoce? ¿Será que esto refleja una muy mala comprensión de la Divinidad? Si es que se puede comprender.

Dios Padre, Jesús, son de la Deidad de quienes parece haber mayor revelación en la Biblia, aun cuando no es siempre inconcusa ni explicita, por ejemplo, Este es mi Hijo Amado; Yo y el Padre uno somos; el que me ha visto a mí, ha visto al Padre; generan de inmediato cuestionamientos, dudas y ameritan un estudio más profundo.

La relación padre e hijo, la conocemos en las relaciones humanas, pero probablemente en la Deidad, sea solo didáctica de una relación que desconocemos. ¿Cómo se enseña entonces el concepto de la trinidad, Padre, hijo y Espíritu Santo?

Es apropiado decir que Padre, hijo y Espíritu Santo, son mencionados así en una sola ocasión en la Biblia;

“Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28: 19)

El otro versículo;

“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno” (1º Juan 5:7)

Que sería el más revelador para el tema de la trinidad, es un pasaje interpolado, vale decir, en los textos más antiguos no aparece, fue agregado con posterioridad y eso lo invalida como fuente.

Es conveniente también decir que la expresión Espíritu Santo se encuentra sólo en el nuevo testamento. Hay más de noventa referencias y en todas ellas es posible reemplazar el término Espíritu Santo por Dios, pero en el interés de enseñar sobre el Espíritu Santo, es donde se llega al punto de la herejía. No es nuestro interés tratar ni superficialmente el tema de la trinidad, de suyo, complejo, solo expresar algunas consideraciones sobre la terminología usada por algunos para enseñar este tema, a fin de no caer con las mejores intenciones, en la herejía o en la blasfemia.

Creemos que la Trinidad es una de las creencias fundamentales de todo el cristianismo, más allá de las denominaciones en las que esta fragmentado. La existencia de un solo Dios tal cual lo expresa la biblia en Efesios 4:6, pero así de claro también revela que Jehová es Dios, (Deuteronomio 4:35) que Jesús es Dios, (Hebreos 1:8) y que el Espíritu Santo es Dios. (Hechos 5:4) Este Dios uno y trino se denomina trinidad.  La Biblia lo dice, pero no lo explica, y lejos debería estar la presunción de hacerlo, la aceptamos.

Que el Espíritu Santo es Dios, se infiere de los textos sagrados. Por ejemplo, se dice que mentirle a Dios es mentirle al Espíritu Santo (Hechos 5:3, 4), en otros se le atribuye características propias de la divinidad como la omnipresencia (Salmo 139:7) o la omnisciencia (1Cor. 2: 10,11), sobre esto hay consenso, es una doctrina cristiana, pero en el intentar saber cómo es el Espíritu Santo o en la pretensión de intentar explicarlo está el problema.

Lo que probablemente genere la mayor dificultad es la palabra “espíritu”, por cuanto se entiende como a un ente incorpóreo. No nos referimos como “ser” al Espíritu Santo, porque no corresponde, cómo veremos más adelante,  sino al concepto espíritu, que se define como una entidad abstracta, no corpórea, inmaterial y racional, un ser sobre natural e inmaterial dotado de voluntad. Es interesante notar que estas características son perfectamente atribuibles al Espíritu Santo, sólo que tendríamos que agregar las inherentes a Dios, amoroso, compasivo, consolador, misericordioso, etc.  

El siguiente párrafo corresponde a una Guía para el Estudio de la Biblia, de las Lecciones “El Espíritu Santo y la Espiritualidad” de enero-marzo del 2017. Que enseña sobre el tema aludido, que comienza diciendo:

Debido a que el Espíritu Santo a veces es presentado en la Biblia en términos impersonales, tales como el viento o el fuego, algunos han concluido que es impersonal, una especie de poder divino. Según este punto de vista, el Espíritu Santo se asemeja más a una corriente eléctrica que nos da poder en vez de existir como un Ser personal.

Analicemos por parte este texto de estudio.

“que el Espíritu Santo a veces es presentado en la Biblia en términos impersonales, tales como el viento o el fuego” 

Si el Espíritu Santo es a veces representado en la Biblia como el viento o como el fuego o como el agua, es justamente porque ni aquellos hombres inspirados por Dios pudieron describirlo, porque efectivamente es impersonal e incorpóreo y no es necesario ironizar con que para algunos se asemeja más a una corriente eléctrica, porque sencillamente se busca elementos conocidos para explicar lo desconocido, que fue lo que hicieron los escritores inspirados, a quienes habría también que reprobar. Recordamos aquí la presencia del Espíritu Santo en el bautismo de Jesús, donde según el relato de los cuatro evangelios, se presenta “como paloma” en donde el “como”, introduce una comparación en sentido figurado o sólo aproximado, semejante a.

”algunos han concluido que es impersonal, una especie de poder divino” 

Se da por sentado que quienes han llegado a esa conclusión están en un error, pero ciertamente no lo están porque, es impersonal e indescriptible y por tanto para los humanos es “una especie” “una forma” de Poder Divino. El énfasis debe estar en que es poder divino, y eso si está manifiestamente expresado en la Biblia donde hay muchos textos que declaran el poder del Espíritu Santo porque es Dios y Dios es todopoderoso.

“de existir como un Ser personal”

Es un sacrilegio referirse al Espíritu Santo como a “un Ser personal”, porque no concuerda con la definición de Ser, por cuanto es un concepto filosófico estudiado por la ontología, que designa al mundo objetivo, a la naturaleza, a la realidad objetiva, a la materia que existe, independiente y diferenciadamente  de la conciencia. Si el Espíritu Santo fuese un ser, habría que reformular la doctrina de la trinidad, serian tres seres y no un Dios.

Cuando se argumenta extensamente, en la Guía de Estudios,  más allá del párrafo citado, para explicar que el Espíritu Santo es una persona, es cuando se cae en la blasfemia, porque persona sólo puede ser un ser humano. Fueron discusiones teológicas, recién en los siglos IV y V acerca del Logos “Palabra”, cuando la filosofía tomó del teatro griego el término Prosopon (persona) definiendo al Logos como persona divina.  Por afinidad el concepto fue posteriormente aplicado al Espíritu Santo, a los ángeles y a los hombres.

La palabra persona es un concepto filosófico, proviene del griego etimológicamente; “mascara del actor”, que se define como: “Individuo de la especie humana” porque sólo los humanos tenemos personalidad, que son las características psíquicas heredadas o adquiridas de un sujeto que determinan a un individuo actuar de manera diferente respecto a otro. Dios no actúa, no tiene mascara ni personalidad Él dice, YO SOY EL QUE SOY.

Cuando se enseña que el  Espíritu Santo guía, habla, hace saber, glorifica, enseña, testifica, que nos  ayuda a recordar,  que convence, que puede ser contristado. Acciones que la Biblia señala que realiza, y que se usan como argumento para decir que es una persona. No se dice que cae sobre varias personas al mismo tiempo (Hechos 10:44;11:15) que se derrama sobre las personas, (Hechos 13:52), que las llena (Lucas 1:35), que toma forma corporal como paloma (Lucas 3:22), que a los que llena, pueden hablar en lenguas (Hechos 2:4), que se puede recibir en porciones (Hebreos 2:4), que habite en nosotros (1º Corintios 6:19), no se dicen, no se citan porque no son realizables por una persona y anularían el argumento.

Es sin lugar a duda, imposible definir a Dios como persona. El Espíritu Santo, no es de ninguna manera, en ninguna forma, ni en ninguna circunstancia, una persona, simplemente no es humano. Dios Padre no lo es, Jesús no lo es, porque asumiendo la humanidad, lo hizo sin mascara, sin actuar y porque no tenía características genéticas o adquiridas.  Dios no se ajusta a ninguna definición humana, por tanto, no puede ser explicado. Entonces a la pregunta: ¿Qué es, si no es persona? La respuesta es: Dios.

 

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